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La Junta de Política y Regulación Monetaria y Financiera (JPRMF) emitió una regulación para reducir el número de segmentos de crédito y establecer una nueva norma para la fijación de tasas de interés.

Muchos de nuestros clientes nos han preguntado ¿qué va a suceder con las tasas? Para responder esta pregunta, vale la pena dividir el análisis en dos partes, primero, qué nos dice entre líneas la regulación y segundo, hacia donde apunta el mercado.

1. La regulación entrelíneas

La regulación de forma general dispone una consolidación de los 23 segmentos de crédito a tan solo 13. Seguramente al ser un cambio en la contabilidad bancaria esto entrará en vigor inmediatamente. Por otro lado, a cada uno de estos segmentos se le asignará una tasa techo cada mes con una nueva metodología que considera algunas variables de mercado. La metodología por desarrollarse estará lista para el primer trimestre del siguiente año

Gráfico 1: Esquema gráfico para fijación de tasas máximas

La nueva metodología de tasas abre aparentemente una ventana hacia más flexibilidad y al menos de forma general parece que reflejará mejor las condiciones del mercado. Es decir, las tasas considerarán la situación de liquidez al incorporar el costo del fondeo, la coyuntura económica al considerar el riesgo, y las condiciones del sistema financiero al incluir costos operativos y el costo de capital. Aunque es una mejora, las tasas techos todavía crean una distorsión al agrupar forzadamente dentro de cada segmento a perfiles de clientes muy heterogéneos en riesgo. Idealmente un cliente de mal historial crediticio debería tener una tasa más alta, independiente del segmento al que pertenezca. No obstante, al tener tasas techos, el riesgo de malos clientes termina siendo compensado por clientes de buen perfil que pagan tasas más altas.

Gráfico 2: Resumen de segmento y tasas de techo

2. El mercado apunta hacia tasas más altas

La nueva metodología reconoce dos variables importantes que en este punto están contrapuestas, el costo de fondeo y el costo riesgo. Por el lado del costo de fondeo, los bancos están en un proceso de ajustar las tasas altas que tuvieron que ofrecer hasta el segundo trimestre por la contracción de liquidez. De hecho, para afrontar esa situación también recortaron crédito, que, sumado a un crecimiento de depósitos desde el tercer trimestre, inundó de liquidez al sistema financiero y erosionó la rentabilidad.

Por otro lado, el paradigma de riesgo ha cambiado, los bancos operan en un ambiente riesgo sistémico elevado. Hay un deterioro masivo en los balances de las empresas y muchas personas pierden empleos en una crisis que se proyecta longeva. En ese contexto, es predecible que las instituciones financieras tengan que aumentar sus provisiones y capitalizarse. Con eso, existe una presión hacia generar ingresos a través de la reactivación de crédito en un ambiente donde es difícil distinguir zombis y sobrevivientes de la crisis.

El costo por originar crédito en un ambiente más riesgoso excede el posible ahorro en el costo del fondeo por mejores condiciones de liquidez esperadas. El resultado será que muchos segmentos de crédito tengan presiones hacia tener tasas más altas. En especial, segmentos de crédito como consumo, PYMES y microcrédito donde los perfiles de crédito son mucho más heterogéneos y hay menores garantías para respaldar operaciones y mitigar riesgos.

Autor: Bernardo Orellana – Gerente de Fondos ANEFI

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